Ahora, tras haberse duchado
y ponerse ropa limpia, Laura permanecía sentada sobre la colcha de seda rosada
que cubría la magnífica cama. En efecto, la habitación era preciosa. Una gran
alfombra circular, con tonos aguamarinas, verdes, dorados y rosas cubría la
mayor parte del suelo; un conjunto de tres ventanales, que se extendían por la
pared curva exterior y estaban decorados con cortinajes a juego con la ropa de
cama, se asomaban a Green Park y dejaban pasar una tenue y difusa luz grisácea
que contrastaba con los cálidos amarillos y dorados de la iluminación interior;
había sillas de estilo noble, una elegante consola, y diversas puertas que accedían
a distintas dependencias, tales como baños, aseos y vestidores; una escalera de
diez peldaños salvaba el desnivel que separaba la zona del dormitorio de la
sala de estar, en primer lugar, y del comedor, al extremo opuesto de la suite;
ambos decorados de manera suntuosa.
Es fácil acostumbrarse al
lujo. Quizá los primeros días pueda resultar un poco chocante, sobre todo para
quienes proceden de aquellas colmenas atestadas de vecinos que llaman viviendas
comunes, y que malviven con sueldos de miseria. También, cuando la suerte
cambia para algunas de estas personas, es fácil comportarse como el nuevo rico,
que busca con prepotencia la ostentación y la vulgaridad de alto nivel. Pero,
cuando la elegancia está en el interior de la persona, se descubre que la
adaptación a un estatus social elevado se produce de forma armónica y natural.
Los primeros días en Marbella le sirvieron a Laura para realizar esa
adaptación. Y ahora, recorriendo con la mirada el óvalo que formaba el
dormitorio de la suite Royal del Ritz de Londres, se sentía en su lugar. Le
costaría dejarla cuando llegara el momento. Y Damián lo sabía. Por eso la llevó
allí.
Solicitaron al mayordomo,
que el hotel había dispuesto para atenderles, que les sirviera un almuerzo en el comedor privado;
pidieron de la carta, para ambos, el rollo de cangrejo con aguacate y melón
charentais y la lubina croute con salsa Mireille; de postre, también para los
dos, optaron por los crepes suzette. Acompañaron la comida con un Cloudy Bay
sauvignon blanco de 2005 y un Dom Pérignon del 90.
Tras la comida, acudieron a
la sala de estar. Se asomaron a la ventana y comprobaron que el día,
desapacible y oscuro, invitaba poco al paseo y mucho a la charla sosegada,
sentados en el sofá tapizado en tela con motivos florales. Laura se situaba a
la derecha de Damián tomando un té negro con azúcar y una gota de leche. Él,
por su parte, degustaba un earl grey solo. Hablaron al estilo británico sobre
las infusiones.
Laura comentó su
conocimiento sobre la historia del té de la tarde, puesto de moda, a mediados
del siglo diecinueve, por Lady Anna María Stanhope, duquesa de Bedford,
quien un día, sintiéndose desfallecida hacia las cinco, pidió que se lo
sirvieran con algo de comer. Después lo convirtió en una costumbre invitando
a los amigos y organizando reuniones a
las que solía asistir la mismísima reina Victoria. Por su parte, Damián, que
conocía la historia de la duquesa, amplió al earl grey el conocimiento de Laura
sobre los tés, comentado que recibe su nombre de otro antiguo primer ministro
inglés, Lord Charles Grey, segundo conde de Grey. Al parecer, según una versión
de la historia, un mandarín chino, agradecido porque uno de los hombres del
conde había salvado a su hijo de morir ahogado, regaló un paquete de té
mezclado con bergamota al lord. Otra versión decía que no fue en China donde
recibió la receta, sino en India, regalo de un marajá por haber salvado a su
hijo de las garras de un tigre. Según una tercera leyenda, Damián contó que fue
el propio conde quien descubrió casualmente la fórmula, a causa de un percance
durante una travesía en barco, cuando el aceite de bergamota se derramó
fortuitamente sobre el cargamento de té.
Poco a poco, la conversación
fue dando giros hasta centrarse en el tema que los había llevado a Londres.
—¿A quién nos vamos a
enfrentar? —Preguntó Laura.
—¿Preguntas por la persona a
la que hemos venido a buscar aquí o hablas a un nivel más general? —Respondió
Damián.
—Las dos cosas.
—Pues la primera respuesta
es que, sobre quién es el señor Alexandre Lawler, no sé más de lo
que Jakob nos comentó a todos: Un rico empresario. Pero, sobre quién está
detrás de él o con quién colabora, no tengo ni idea. Sólo vagas sospechas,
opiniones teóricas.
—¿Qué opiniones? —Insistió.
—Oíste lo que comentó
Dagobert hace algún tiempo. El Sistema tiene vida propia, según su opinión;
pero necesita un guardián que lo proteja, un grupo que vele por su
mantenimiento. Estoy seguro de que ese grupo es un verdadero gobierno mundial
en la sombra, como lo han llamado algunos. No sé si es el Bilderberg, el
Consejo de Relaciones Exteriores o la Comisión Trilateral. O todos juntos.
Puede que, en el fondo, todos sean los mismos. También es probable que, quienes
controlan los destinos de la humanidad, igualmente dirijan a dichos grupos.
Incluso la ONU está controlada por ellos.
—¿La ONU…? —Comenzó a
preguntar Laura con cierta perplejidad.
—En efecto. La ONU nació con
la vocación de convertirse en el verdadero y legítimo gobierno mundial, pero
nunca ha llegado a serlo. Se ha visto obligada a convertirse en un títere en
manos de los poderosos. Podría cambiar su trayectoria y retomar la causa
original de su fundación, pero no la dejan.
»Mira —siguió diciendo—,
para todo se necesitan fondos económicos. Y quienes poseen los fondos sólo los
dan si van a conseguir beneficios con ellos. Los fondos que recibe la ONU no
escapan a esa premisa. Todo se negocia, incluso las deudas se negocian. Hay
países de primer orden que se comprometen a pagar determinadas cuotas a cambio
de algunas prebendas. Y después, recibidas las prebendas sin aportar por
completo los fondos prometidos, amenazan con no pagar si no se les dan otras
prerrogativas. Es el pan nuestro de cada día en la ONU.
»Lo cierto es que no son
ellos quienes mandan. Los que verdaderamente lo hacen tienen tanta fuerza como
para doblegar a los poderes visibles más importantes, como los propios estados
o la mismísima ONU. Ya lo dije antes, existe un gobierno mundial en la sombra.
Puede que sea esa misteriosa Hermandad Negra de la que habla el esoterismo, pero
formada por hombres de carne y hueso, no por seres sobrenaturales. Y tarde o
temprano nos tendremos que enfrentar a ellos.
—¿Y qué pasará cuando nos
enfrentemos a ellos? —Prosiguió Laura con interés.
—Sospecho que lo difícil
será encontrarlos, poder tenerlos frente a nosotros —respondió Damián—. Pero
cuando los tengamos por fin de frente los derrotaremos fácilmente.
—Estás muy confiado en
conseguirlo.
—¿Tienes alguna duda?
—Según dices son demasiado
poderosos…
—La reina de Inglaterra
también lo es, pero si quieres concierto una cita con ella para hoy mismo.
Sabes que no tendría ningún problema en hacerlo.
—Tranquilo, sé que podrías,
pero no es necesario. Además, no creo que sea conveniente en estos momentos
—indicó Laura sonriendo—. De todos modos, también me preocupa otro asunto. Lo
he estado meditando bastante tiempo y me genera cierta desconfianza…
—¿A qué te refieres?
—Pregunto Damián.
—Supongamos que conseguimos
realizar el proyecto…
—Está bien —continuó Laura—,
cuando consigamos realizar el proyecto, pareces muy convencido de que la gente
va a responder de una forma entusiasta y bondadosa. ¿Crees realmente en la
bondad de la gente? ¿Piensas que, como decía Rousseau, el hombre es bueno por naturaleza
pero la sociedad lo corrompe? ¿No crees que la sociedad está creada por el
hombre a su imagen y semejanza y, por lo tanto, sólo puede ser corrupta si sus
creadores la hacen corrupta?
—Sí, pienso como tú; tengo
las mismas dudas que tú tienes. No creo al cien por cien en la opinión de
Rousseau. Creo que, incluso en una sociedad perfecta, alguna vez nacerá un
asesino, lo que obligará al resto de las personas a armarse para poder
defenderse, pudiendo convertirse todos en asesinos. También puede nacer un
corrupto y arrastrarnos al resto hacia la corrupción. Pero planteemos el
problema desde un punto de vista biológico, evolutivo: En la naturaleza, la
evolución se produce mediante mutaciones genéticas aleatorias y fortuitas.
Algunas de estas mutaciones son destructivas, pero la evolución siempre sabe
sobreponerse a ellas y salir triunfante. Tiene sus propios mecanismos de
aprendizaje para mejorar constantemente. En nuestra sociedad también debemos
estar atentos a las mutaciones destructivas llamadas crimen, corrupción o
egoísmo y aprender a sobreponernos a ellas. El primer medio para superarlas
debe ser dificultar la corrupción mediante la desaparición de los factores de
poder susceptibles de corromperse, como el dinero, por ejemplo. El segundo
medio para superar las aberraciones debe ser la educación. Pienso que la
educación recibida, junto con la circunstancia en la que se vive, son el caldo
de cultivo para generar el bien o el mal. Una buena circunstancia, junto con
una buena educación, debe ser el camino para solventar el problema. Aunque la
mutación destructiva siempre estará al acecho. En eso tienes razón. Habrá que
estar alerta.
Callaron un rato y
degustaron un largo sorbo de té. Después, Damián tendió la mano hacia Laura
invitándola a levantarse junto a él, acompañándola al ventanal asomado al
paisaje.
Muy interesante, creo que la ONU es un organismo supeditado a intereses altamente elitistas y que como si no me equivoco expresa Damian, los que dirigen el cotarro no son el club Bildelberg o la reina de Inglaterra. Esta novela está como para ser leída, me has dejado intrigada. Comparto muchos de sus aspectos cuando habla de política internacional si bien, lo veo desde la lucha de clases. Gracias por concienciar. Un gran abrazo
ResponderEliminarGracias por el comentario. Yo no veo diferencia entre la lucha de clases y la lucha por el planeta; lo uno va implícito en lo otro. Si conseguimos un planeta limpio, sano y feliz será porque hemos implantado una nueva conciencia en la sociedad que nos hace al mismo tiempo limpios de mente, sanos y felices. A lo largo de la novela se insiste mucho en un imprescindible cambio en el paradigma económico basado en un reparto justo de los recursos y una nueva valoración del concepto "Riqueza". Ahí está el intringulis de la trama... Un abrazo.
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