viernes, 20 de diciembre de 2019

EXTRACTO DE LA CONSPIRACIÓN DE LUCIFER, COMIENZO DEL CAPÍTULO 9

Eran las doce y media de la mañana. El avión había partido del aeropuerto de Asturias a las diez cincuenta y tomado tierra en Stansted a las once cuarenta y cinco. Después, un Rolls Royce Phantom, enviado por el Ritz, los había transportado con parsimonia los cincuenta y seis kilómetros que separaban el aeropuerto del centro de Londres. Llovía copiosamente, pero los empleados del hotel, ocupándose atentamente de todo, los cubrieron con elegantes paraguas negros cada vez que fue necesario; después descargaron el equipaje del Rolls, los acompañaron por el Gran Hall, con sus magníficas columnas de mármol, su escalera, y el mural en el que se representaba un acontecimiento de época escenificando una reunión de nobles. Por último, los condujeron hasta la suite.
Ahora, tras haberse duchado y ponerse ropa limpia, Laura permanecía sentada sobre la colcha de seda rosada que cubría la magnífica cama. En efecto, la habitación era preciosa. Una gran alfombra circular, con tonos aguamarinas, verdes, dorados y rosas cubría la mayor parte del suelo; un conjunto de tres ventanales, que se extendían por la pared curva exterior y estaban decorados con cortinajes a juego con la ropa de cama, se asomaban a Green Park y dejaban pasar una tenue y difusa luz grisácea que contrastaba con los cálidos amarillos y dorados de la iluminación interior; había sillas de estilo noble, una elegante consola, y diversas puertas que accedían a distintas dependencias, tales como baños, aseos y vestidores; una escalera de diez peldaños salvaba el desnivel que separaba la zona del dormitorio de la sala de estar, en primer lugar, y del comedor, al extremo opuesto de la suite; ambos decorados de manera suntuosa.
Es fácil acostumbrarse al lujo. Quizá los primeros días pueda resultar un poco chocante, sobre todo para quienes proceden de aquellas colmenas atestadas de vecinos que llaman viviendas comunes, y que malviven con sueldos de miseria. También, cuando la suerte cambia para algunas de estas personas, es fácil comportarse como el nuevo rico, que busca con prepotencia la ostentación y la vulgaridad de alto nivel. Pero, cuando la elegancia está en el interior de la persona, se descubre que la adaptación a un estatus social elevado se produce de forma armónica y natural. Los primeros días en Marbella le sirvieron a Laura para realizar esa adaptación. Y ahora, recorriendo con la mirada el óvalo que formaba el dormitorio de la suite Royal del Ritz de Londres, se sentía en su lugar. Le costaría dejarla cuando llegara el momento. Y Damián lo sabía. Por eso la llevó allí.
Solicitaron al mayordomo, que el hotel había dispuesto para atenderles, que les sirviera un almuerzo en el comedor privado; pidieron de la carta, para ambos, el rollo de cangrejo con aguacate y melón charentais y la lubina croute con salsa Mireille; de postre, también para los dos, optaron por los crepes suzette. Acompañaron la comida con un Cloudy Bay sauvignon blanco de 2005 y un Dom Pérignon del 90.
Tras la comida, acudieron a la sala de estar. Se asomaron a la ventana y comprobaron que el día, desapacible y oscuro, invitaba poco al paseo y mucho a la charla sosegada, sentados en el sofá tapizado en tela con motivos florales. Laura se situaba a la derecha de Damián tomando un té negro con azúcar y una gota de leche. Él, por su parte, degustaba un earl grey solo. Hablaron al estilo británico sobre las infusiones.
Laura comentó su conocimiento sobre la historia del té de la tarde, puesto de moda, a mediados del siglo diecinueve, por Lady Anna María Stanhope, duquesa de Bedford, quien un día, sintiéndose desfallecida hacia las cinco, pidió que se lo sirvieran con algo de comer. Después lo convirtió en una costumbre invitando a  los amigos y organizando reuniones a las que solía asistir la mismísima reina Victoria. Por su parte, Damián, que conocía la historia de la duquesa, amplió al earl grey el conocimiento de Laura sobre los tés, comentado que recibe su nombre de otro antiguo primer ministro inglés, Lord Charles Grey, segundo conde de Grey. Al parecer, según una versión de la historia, un mandarín chino, agradecido porque uno de los hombres del conde había salvado a su hijo de morir ahogado, regaló un paquete de té mezclado con bergamota al lord. Otra versión decía que no fue en China donde recibió la receta, sino en India, regalo de un marajá por haber salvado a su hijo de las garras de un tigre. Según una tercera leyenda, Damián contó que fue el propio conde quien descubrió casualmente la fórmula, a causa de un percance durante una travesía en barco, cuando el aceite de bergamota se derramó fortuitamente sobre el cargamento de té.
Poco a poco, la conversación fue dando giros hasta centrarse en el tema que los había llevado a Londres.
—¿A quién nos vamos a enfrentar? —Preguntó Laura.
—¿Preguntas por la persona a la que hemos venido a buscar aquí o hablas a un nivel más general? —Respondió Damián.
—Las dos cosas.
—Pues la primera respuesta es que, sobre quién es el señor Alexandre Lawler, no sé más de lo que Jakob nos comentó a todos: Un rico empresario. Pero, sobre quién está detrás de él o con quién colabora, no tengo ni idea. Sólo vagas sospechas, opiniones teóricas.
—¿Qué opiniones? —Insistió.
—Oíste lo que comentó Dagobert hace algún tiempo. El Sistema tiene vida propia, según su opinión; pero necesita un guardián que lo proteja, un grupo que vele por su mantenimiento. Estoy seguro de que ese grupo es un verdadero gobierno mundial en la sombra, como lo han llamado algunos. No sé si es el Bilderberg, el Consejo de Relaciones Exteriores o la Comisión Trilateral. O todos juntos. Puede que, en el fondo, todos sean los mismos. También es probable que, quienes controlan los destinos de la humanidad, igualmente dirijan a dichos grupos. Incluso la ONU está controlada por ellos.
—¿La ONU…? —Comenzó a preguntar Laura con cierta perplejidad.
—En efecto. La ONU nació con la vocación de convertirse en el verdadero y legítimo gobierno mundial, pero nunca ha llegado a serlo. Se ha visto obligada a convertirse en un títere en manos de los poderosos. Podría cambiar su trayectoria y retomar la causa original de su fundación, pero no la dejan.
»Mira —siguió diciendo—, para todo se necesitan fondos económicos. Y quienes poseen los fondos sólo los dan si van a conseguir beneficios con ellos. Los fondos que recibe la ONU no escapan a esa premisa. Todo se negocia, incluso las deudas se negocian. Hay países de primer orden que se comprometen a pagar determinadas cuotas a cambio de algunas prebendas. Y después, recibidas las prebendas sin aportar por completo los fondos prometidos, amenazan con no pagar si no se les dan otras prerrogativas. Es el pan nuestro de cada día en la ONU.
»Lo cierto es que no son ellos quienes mandan. Los que verdaderamente lo hacen tienen tanta fuerza como para doblegar a los poderes visibles más importantes, como los propios estados o la mismísima ONU. Ya lo dije antes, existe un gobierno mundial en la sombra. Puede que sea esa misteriosa Hermandad Negra de la que habla el esoterismo, pero formada por hombres de carne y hueso, no por seres sobrenaturales. Y tarde o temprano nos tendremos que enfrentar a ellos.
—¿Y qué pasará cuando nos enfrentemos a ellos? —Prosiguió Laura con interés.
—Sospecho que lo difícil será encontrarlos, poder tenerlos frente a nosotros —respondió Damián—. Pero cuando los tengamos por fin de frente los derrotaremos fácilmente.
—Estás muy confiado en conseguirlo.
—¿Tienes alguna duda?
—Según dices son demasiado poderosos…
—La reina de Inglaterra también lo es, pero si quieres concierto una cita con ella para hoy mismo. Sabes que no tendría ningún problema en hacerlo.
—Tranquilo, sé que podrías, pero no es necesario. Además, no creo que sea conveniente en estos momentos —indicó Laura sonriendo—. De todos modos, también me preocupa otro asunto. Lo he estado meditando bastante tiempo y me genera cierta desconfianza…
—¿A qué te refieres? —Pregunto Damián.
—Supongamos que conseguimos realizar el proyecto…
—Sin suposiciones. Lo conseguiremos —afirmó Damián tajante.
—Está bien —continuó Laura—, cuando consigamos realizar el proyecto, pareces muy convencido de que la gente va a responder de una forma entusiasta y bondadosa. ¿Crees realmente en la bondad de la gente? ¿Piensas que, como decía Rousseau, el hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad lo corrompe? ¿No crees que la sociedad está creada por el hombre a su imagen y semejanza y, por lo tanto, sólo puede ser corrupta si sus creadores la hacen corrupta?
—Sí, pienso como tú; tengo las mismas dudas que tú tienes. No creo al cien por cien en la opinión de Rousseau. Creo que, incluso en una sociedad perfecta, alguna vez nacerá un asesino, lo que obligará al resto de las personas a armarse para poder defenderse, pudiendo convertirse todos en asesinos. También puede nacer un corrupto y arrastrarnos al resto hacia la corrupción. Pero planteemos el problema desde un punto de vista biológico, evolutivo: En la naturaleza, la evolución se produce mediante mutaciones genéticas aleatorias y fortuitas. Algunas de estas mutaciones son destructivas, pero la evolución siempre sabe sobreponerse a ellas y salir triunfante. Tiene sus propios mecanismos de aprendizaje para mejorar constantemente. En nuestra sociedad también debemos estar atentos a las mutaciones destructivas llamadas crimen, corrupción o egoísmo y aprender a sobreponernos a ellas. El primer medio para superarlas debe ser dificultar la corrupción mediante la desaparición de los factores de poder susceptibles de corromperse, como el dinero, por ejemplo. El segundo medio para superar las aberraciones debe ser la educación. Pienso que la educación recibida, junto con la circunstancia en la que se vive, son el caldo de cultivo para generar el bien o el mal. Una buena circunstancia, junto con una buena educación, debe ser el camino para solventar el problema. Aunque la mutación destructiva siempre estará al acecho. En eso tienes razón. Habrá que estar alerta.
Callaron un rato y degustaron un largo sorbo de té. Después, Damián tendió la mano hacia Laura invitándola a levantarse junto a él, acompañándola al ventanal asomado al paisaje.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, creo que la ONU es un organismo supeditado a intereses altamente elitistas y que como si no me equivoco expresa Damian, los que dirigen el cotarro no son el club Bildelberg o la reina de Inglaterra. Esta novela está como para ser leída, me has dejado intrigada. Comparto muchos de sus aspectos cuando habla de política internacional si bien, lo veo desde la lucha de clases. Gracias por concienciar. Un gran abrazo

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  2. Gracias por el comentario. Yo no veo diferencia entre la lucha de clases y la lucha por el planeta; lo uno va implícito en lo otro. Si conseguimos un planeta limpio, sano y feliz será porque hemos implantado una nueva conciencia en la sociedad que nos hace al mismo tiempo limpios de mente, sanos y felices. A lo largo de la novela se insiste mucho en un imprescindible cambio en el paradigma económico basado en un reparto justo de los recursos y una nueva valoración del concepto "Riqueza". Ahí está el intringulis de la trama... Un abrazo.

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LA CONSPIRACIÓN DE LUCIFER. UNA NOVELA DE CONCIENCIACIÓN PLANETARIA