Un breve repaso a la historia de la Física de Partículas.
Albert Einstein
- El TODO es mente, el universo
es mental.
- Como arriba es abajo, como
abajo es arriba.
- Nada está inmóvil; todo se
mueve; todo vibra.
- Todo es doble, todo tiene dos
polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo;
los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los
extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas
pueden reconciliarse.
- Todo fluye y refluye; todo
tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se
mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma
que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.
- Toda causa tiene su efecto;
todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo
con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de
casualidad, pero nada escapa a la Ley.
- La generación existe por
doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; la generación se
manifiesta en todos los planos.
El Kybalión.
La materia es la simple
visibilidad de la voluntad.
Arthur Schopenhauer.
Hace mucho tiempo que estoy
convencido, y conmigo muchos otros amantes de la naturaleza, de que las
diversas modalidades de las fuerzas de la materia tienen un origen común, es
decir, que están relacionados con tan directa interdependencia que pueden
transmutarse una en otra con equivalente potencia de actuación.
Bulwer Lytton.
Las proposiciones matemáticas,
en cuanto tienen que ver con la realidad, no son ciertas, y en cuanto que son
ciertas, no tienen nada que ver con la realidad.
Albert Einstein.
La búsqueda del microcosmos.
El orden existente en el universo,
la disposición de la materia a escala cósmica, no es sino un remedo del
microcosmos establecido por las substancias elementales y el átomo; como arriba es abajo, como abajo es arriba,
según reza el dictado hermético. Así pues, la Física Cuántica, la Física de las
partículas elementales, se hace imprescindible si queremos obtener un
conocimiento global del Cosmos. Este fue el planteamiento de la Alquimia: la comprensión y transmutación de los elementos, ascendiéndolos de grado en grado en la escala
de la perfección, para así conocer el proceso de transmutación genérico y poder
aplicarlo en el desarrollo evolutivo de todo lo creado, incluyendo en dicho
proceso al propio alquimista, y con él a la humanidad.
Por consiguiente, todo el
conocimiento alquímico provenía del estudio directo de la Naturaleza y sus
elementos, observado desde todas sus perspectivas. Las substancias elementales
eran para los alquimistas un agregado de materia corpuscular cohesionado por un
ánima espiritual, e inherente, según su naturaleza, a los diferentes grupos
elementales: Aire, Agua, Tierra y Fuego; pero estos grupos elementales no son
cerrados, la transmutación de uno a otro entre los cuatro elementos se produce
libremente en la Naturaleza, por lo que el conocimiento de las leyes que rigen
dicho proceso permitiría obrar el milagro de transmutar el plomo en oro, o al
hombre en dios. La Física actual da la razón al ideal alquímico:
El
Kybalión.
A la desaparición de la Alquimia
esotérica le sucedió la implantación del análisis químico, cuyos
Antoine-Laurent de Lavoisier |
métodos de
descomposición y síntesis llevaron a una primera clasificación de las
substancias elementales, comenzada por Antoine-Laurent de Lavoisier, y
desarrollada a lo largo de todo el siglo XIX, hasta la realización del primer
Sistema Periódico de los Elementos, llevado a cabo en 1879 por el químico ruso
Dimitri Ivanovich Mendeleiev. Dichas substancias elementales fueron consideradas
en su época como los estados indivisibles y diferenciados de la materia; cada
átomo de una de tales substancias era capaz de mantener las mismas
características químicas que un agregado de dicha substancia ofrecía en sus
reacciones en laboratorio. El estudio de los elementos químicos fundamentales
permitió efectuar la primera teoría de la composición genérica de la materia,
considerando a todas las substancias compuestas como agregados de átomos de dos
o más de los elementos primarios: el universo estaba compuesto de 92
substancias simples existentes en nuestro planeta en estado natural, más unas
cuantas obtenidas artificialmente, y cuya inestabilidad les impide mantenerse
en su estado original durante lapsos de tiempo que en ocasiones no superan la
milésima de segundo.
Pero, sin embargo, el relanzamiento
de la teoría atómica, propuesta siglos antes por Demócrito, tardó aún en
imponerse, y no fue sino hasta finales del siglo XIX y principios del XX,
cuando las investigaciones de James Clerk Maxwell y Ludwig Boltzmann, entre
otros científicos, mostraron que las propiedades del calor quedarían explicadas
si la materia estuviera compuesta por partículas, y que el calor sería el
resultado de una mayor vibración de dichas partículas. Paralelamente las
mediciones de las cargas eléctricas llevadas a cabo por Robert Millikan, junto
con el famoso experimento de los rayos catódicos realizado por Joseph John
Thomson en 1897, pusieron de manifiesto la naturaleza del electrón. Esta nueva
teoría atómica supuso el origen de una nueva serie de estudios aún más
determinantes para el conocimiento de la composición de la materia; a la
pregunta sobre la indivisibilidad del átomo, la experiencia contestó abriendo
un alucinante submundo de unas pocas partículas, cuya agregación, en calidad y
número diferentes, originaban las características químicas inherentes a cada
elemento.
Tras los experimentos de Ernest
Rutherford se constató que el átomo quedaba constituido por un
núcleo con carga
positiva, esta carga es múltiplo de la del protón, identificado como el núcleo
del átomo del elemento más simple conocido: el Hidrógeno; sin embargo, la masa
de átomos más complejos también se aproximaban a este múltiplo, pero en este
caso, la aproximación no era exacta. De esto se infería la necesidad de que
existiera otra partícula, de masa parecida a la del protón, pero con carga
eléctrica neutra: el neutrón. Alrededor de este núcleo giran los electrones,
simulando un sistema planetario a escala infinitesimal. Cada electrón tiene una
carga eléctrica similar a la del protón, pero de signo contrario, sin embargo
su masa es unas dos mil veces menor; estos electrones están en una cantidad
igual a la carga eléctrica del núcleo, por lo que el átomo en estado natural es
eléctricamente neutro.
Ernest Rutherford |
El enlace químico en las substancias
compuestas se explica por la posibilidad de perder cada átomo uno o más
electrones, quedando descompensada esta paridad eléctrica, que debe ser
reequilibrada mediante la anexión de tantos electrones como fueron perdidos,
incluidos en uno o más átomos distintos, quedando así dichos átomos íntimamente
ligados y creando agregados llamados moléculas. Pero también esta movilidad de
los electrones fue estudiada como explicación de la corriente eléctrica y del
campo electromagnético.
Los gemelos Dioskuros: Materia y Energía.
Los gemelos Dioscuros Cástor y Pólux
Como consecuencia del descubrimiento
de la estructura subatómica, y paralelamente a dicho trabajo, las
investigaciones de Ernest Rutherford, Max Planck, James Clerk Maxwell y otros
físicos del período de entre siglos, así como el experimento de
Michelson-Morley y, sobre todo, las ecuaciones de Einstein, llevaron al
abandono de la mecánica clásica y al planteamiento de los nuevos conceptos de
la Física cuántica y relativista. A la luz de estas nuevas teorías se
explicaron muchos fenómenos cruciales para el desarrollo de la Ciencia, entre
ellos la panigualdad de materia y energía expresado en la conocida fórmula
Einsteniana E = m.c 2
(simbolizada en el mito samotraciense de los gemelos Dioskuros, hijos del
cielo, que han de morir y resucitar alternativamente, siendo imprescindible que
uno de ellos muera para que el otro viva), y la constitución de la luz
integrada por su ambivalente naturaleza corpuscular y ondulatoria.
Así pues, antes del primer tercio de
siglo ya se había reducido la estructura básica de la materia de 92 elementos
naturales a sólo cuatro corpúsculos: Protón, Neutrón, Electrón y Fotón.
Sin embargo, el nuevo modelo atómico
presentaba serios problemas para los investigadores, por ejemplo, si el núcleo
de un átomo está compuesto por protones con la misma carga eléctrica, ¿cómo es
que no se repelen disgregando la estructura atómica? La única fuerza conocida
hasta entonces, capaz de cohesionar dos objetos por causas distintas a las
electromagnéticas, es la gravitatoria; pero ésta resulta demasiado débil para
mantener unido el núcleo atómico. Los experimentos de Rutherford demostraron la
existencia de otras fuerzas distintas de las electromagnéticas con propiedades
totalmente diferenciadas: en primer lugar no siguen las leyes de repulsión de
cargas iguales y, en segundo lugar, se manifiestan con una intensidad muchísimo
mayor que las eléctricas; esta fuerza recibió el nombre de interacción fuerte pero, sin embargo, su radio de acción es
sumamente limitado, del orden de 10-13 cm.
En 1947, Cecil F. Powell y sus
colaboradores de la Universidad de Bristol encontraron estudiando los rayos
cósmicos, a partir de la teoría del japonés Hideki Yukawa, dos nuevas
partículas que denominaron mesón p
o pion y mesón m o muon; la
primera causante de grandes
interacciones con los núcleos atómicos y predicha por Yukawa, y la segunda con
una interacción sumamente débil, encontrada años antes por Anderson, aunque sin
definir en su momento. Ambas partículas se desintegran en un breve lapso de
tiempo. Posteriormente se demostraría la existencia de tres piones distintos
uno con carga +1 (tomando como unidad de carga la del protón y electrón), otro
con carga 0 y el tercero con carga -1, designados como p+,
p0
y p-,
cuyas masas eran ligeramente distintas pero con el resto de propiedades
prácticamente idénticas.
Paralelamente al descubrimiento de
la estructura atómica, se fue profundizando en la causa de los
procesos
radiactivos detectados el siglo anterior por Antoine Henri Becquerel: en los átomos
de elementos ligeros, los neutrones están fuertemente ligados al núcleo atómico
como consecuencia de las fuerzas nucleares; sin embargo, en los núcleos de
elementos pesados estas fuerzas pueden verse superadas por las
electromagnéticas, con lo que el neutrón muestra una naturaleza mucho más
inestable, tal que si queda desligado del núcleo se desintegra en un protón y
un electrón: n® p+e.
Antoine Henri Becquerel |
Cuando esto sucede, el núcleo queda
descompensado; el resultado suele ser la ruptura de dicho núcleo en otros dos de
características más estables, generalmente un núcleo de helio (radiación alfa)
y un núcleo de plomo o algún otro elemento menos pesado que el original. En
todo este proceso se libera el exceso de energía en forma de radiación gamma,
consistente en un haz de fotones de muchísima mayor intensidad que la luz
visible.
Un estudio detallado del proceso de
desintegración del neutrón, realizado por el austríaco Wolgang Pauli, demostró
que la reacción n® p+e no explica totalmente la
interacción producida en el núcleo; en esta reacción se hacía evidente una
falta de energía, que debía estar manifestada en una nueva partícula sin carga
eléctrica, con una interacción muy débil sobre la materia y una masa nula o
extremadamente pequeña. Cuando Pauli comentó a Enrico Fermi este
descubrimiento, indicándole que esta nueva partícula poseía características en
cierto modo similares a las del neutrón, éste exclamó una de las frases
arquetípicas del ingenio italiano: “¡Questa
particella non e un neutrone, ma un neutrino!” El nombre de neutrino para
la nueva partícula quedó aplicado de inmediato, expresándolo con el símbolo v; así pues, la desintegración del
neutrón quedó definida:
n® p+e+v.
Paul Dirac |
Fue ya en 1930 cuando el inglés Paul
Dirac predijo la existencia del positrón, y por tanto de la antimateria, siendo
encontrada experimentalmente en 1932 por el norteamericano Carl David Anderson
en el Instituto de Tecnología de California. Cada partícula descubierta
posteriormente tenía un representante idéntico en la antimateria. Las
propiedades de partícula y antipartícula son exactamente iguales, excepto en la
carga eléctrica (y alguna otra) que es opuesta; cuando partícula y antipartícula
se encuentran, ambas se desintegran en el vacío. Si a este vacío se le aplica
energía pueden crearse pares partícula-antipartícula. A pesar de lo novedosa
que esta idea pudiera resultarle a algún lector, este proceso se verifica
diariamente en numerosos laboratorios de todo el mundo.
Partículas extrañas y antimateria.
En tiempos más recientes fueron
apareciendo las denominadas “partículas extrañas” agrupadas
principalmente en
dos tipos: “mesones extraños”, de propiedades parecidas al pion, y “bariones
extraños” o “hiperiones”, de propiedades parecidas a los nucleones (protón y
neutrón). El físico israelí Yuval Ne'eman aseguraba totalmente convencido que
dichas partículas habían sido inventadas por Dios cuando los científicos creían
que ya estaba todo descubierto, con el fin de que los físicos no se quedaran
sin trabajo. La clasificación posterior de las partículas subatómicas supuso su
división en dos grandes grupos: Leptones, en las que se incluían todas aquellas
que interaccionaban débilmente (electrón, muon, tauón y neutrinos), y por otro
lado los Hadrones, donde se englobaban todas las que interaccionaban
fuertemente (nucleones y partículas extrañas).
Yuval Ne'eman |
En 1964 fue postulado por Gell-Mann
y Zweig que los hadrones no eran en sí mismos partículas elementales, sino que
éstos, a su vez, estaban constituidos por unos nuevos corpúsculos denominados
quarks. Sin embargo el modelo de quarks planteaba serios problemas: a largas
distancias, las interacciones entre ellos deberían ser tan fuertes que impidieran
su liberación, y a cortas distancias dicha interacción debería ser muy débil
para coincidir con las experiencias realizadas en el laboratorio, en las que
los quarks aparecían como libres.
El desarrollo posterior de la física
supuso la aplicación de planteamientos teóricos que resolvían unos problemas
determinados pero que originaban otros no menos importantes, y todo ello a
costa de abandonar el mundo "observacional" de las partículas
“fácilmente detectables”: protones, muones, etc. A pesar de todo, el estado
actual de las investigaciones en Física subatómica ha permitido establecer una
clasificación, llamdo “Modelo Estandar”,
de partículas primero predichas por la teoría y, posteriormente descubiertas
mediante experimentación. En el cuadro siguiente detallamos las características
de todas estas partículas:
CONOCIMIENTO ACTUAL DE LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES
Las marcadas con un asterisco aún
no han sido
observadas
experimentalmente.
|
||||
PARTÍCULA
|
SÍMBOLO
|
CARGA
ELÉCTRICA
(en unidades de la
carga del protón)
|
en
unidades
de h/2p
|
MASA
|
LEPTONES
Electrón
Muon
Tauón
Neutrino electrónico
Neutrino muónico
Neutrino tauónico
|
e
m
T
v e
v m
v T
|
-1
-1
-1
0
0
0
|
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
|
0,51 MeV
106 MeV
1777 MeV
0.0000022 MeV
0.17 MeV
15.5 MeV
|
QUARKS
Down
Up
Strange
Charm
Bottom
Top
|
d
u
s
c
b
t
|
-1/3
2/3
-1/3
2/3
-1/3
2/3
|
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
|
4-8 MeV
1,7-3.1 MeV
80-130 MeV
1150-1350 MeV
4,19 GeV
173 GeV
|
Gluones
Fotón
Bosones vectoriales
Bosón Z
Higgs
Gravitón*
|
g
y
W+ W -
Z
H 0
G
|
0
0
+1, -1
0
0
0
|
1
1
1
1
0
2
|
0
0
80 GeV
91 GeV
125 GeV
0
|
Así pues, la materia queda dividida
en dos grupos: quarks y leptones, perteneciendo el último apartado del cuadro a
lo que se denomina “campos gauge”;
por ejemplo el fotón, asociado al campo electromagnético, o el aún no
descubierto gravitón, asociado al campo gravitatorio. La hipótesis propuesta
por Demócrito seguía siendo válida, sólo que su concepto del átomo se
corresponde con el de partícula elemental puesto ahora de manifiesto. También
sabemos que a cada una de estas partículas le corresponde su antipartícula:
electrón-positrón, muon-antimuón, gluon-antigluón, etc., en consecuencia con la
facultad de polarización del vacío cuántico.
Gran Unificación y Superunificación.
Otra circunstancia que surgió con el
estudio de las partículas elementales fue la posibilidad de unificación de las
fuerzas nucleares fuertes y electrodébiles en un mismo sistema, lo que llevó a
efectuar los planteamientos de “Gran
Unificación” y “Superunificación”,
avanzando el primero de ellos que todas las interacciones, excepto la
gravitatoria, son parte de una interacción única; Pati, Salam y Georgi, entre
otros, basaron el esquema suponiendo la existencia de un espacio interno de
cinco dimensiones[2],
llamado "esquema SU(5)", que calculaba la energía a que tenía lugar
esta gran unificación en valores muy cercanos a la llamada energía de Planck,
en la que los efectos cuánticos de la gravitación comienzan a ser importantes;
al mismo tiempo, el sistema explica la curiosidad de que todas las cargas de
las partículas elementales sean múltiplos del quark d, al tiempo que predice sus valores; y lo que es más importante,
la teoría anuncia que los protones son inestables. El cálculo de la vida media
del protón da como resultado 1029 años. Asimismo, esta teoría
también permite distinguir entre los dos sentidos de la evolución en el tiempo,
esto es, de pasado a futuro y de futuro a pasado.
Por desgracia, este y otros sistemas
de gran unificación resultan inconsistentes cuando se plantea el problema
llamado de “jerarquía”, al tener que considerar como simétricas partículas que
difieren grandemente en masa, aparte de otros problemas relacionados con las
interacciones. A pesar de todo, la idea de un sistema de gran unificación,
considerando que las predicciones aportadas resultan impresionantemente
acertadas, parece ser la clave para la explicación del funcionamiento íntimo de
la materia.
Descubrimiento del bosón de Higgs y la Nueva Física.
Peter Ware Higgs
El problema del origen de la masa
trajo de cabeza a los científicos desde el comienzo de la investigación en física
de partículas. Tres artículos publicados de forma independiente en 1964 abordaron
este problema; Uno de ellos, publicado por Peter Ware Higgs fue completado por
el mismo autor en 1966. En ambos artículos Higgs desarrolla las ecuaciones que
predicen las características de una partícula sumamente esquiva, un bosón que
sería capaz de crear un campo en el que las demás partículas adquirirían masa.
En caso de ser descubierta, esta partícula daría la coherencia que le faltaba
al Modelo Estandar, por lo que fue apodada “La particula divina”
Tras una búsqueda exahustiva a cargo
de diferentes equipos utilizando aparatos como el Tevatrón del Fermilab (Illinois,
EE.UU.) y el Large Electron.Positron Collider del CERN (Meyrin, Suiza), en una
sana rivalidad por ser los primeros en detectar el huidizo bosón, descubrieron
que ambas instalaciones carecían de la energía suficiente para obtener
resultados favorables; hubo que esperar al desarrollo de un nuevo instrumento,
el “Gran Colisionador de Hadrones” o LCH, también en el CERN, consistente en un
enorme anillo de 27 km. de circunferencia y situado a una profundidad de 175
metros, para reemprender las pesquisas con más garantías.
Con este nuevo aparato, dos
experimentos realizados a finales de 2011 con los detectores ATLAS y CMS del
LCH encontraron finalmente el bosón. El descubrimiento fue anunciado
formalmente el 4 de julio de 2012.Con este hecho se inició un espacio
apasionante para lo que pasó a denominarse Nueva Física, donde se abrían las
posibilidades para estudiar los misterios recién descubiertos del Universo: La Materia
Oscura y la Energía Oscura; pero esta investigación será abordada en un futuro
artículo.
[1] El espín es la
propiedad de giro de todas las partículas. La mecánica cuántica indica que el
giro ha de mantener una relación con el momento cinético que suponga un
múltiplo entero de h/4p, donde h es la constante de Planck (h = 2p x 1.055 x 10-34). El espín de electrón y del
protón son ambos de h/4p, y puesto que todo espín es múltiplo de éste, resulta más cómodo
simplificar y tomar como unidad h/2p, por lo que resulta que el espín del protón y del electrón es de 1/2.
[2] Resulta paradójico
imaginar un espacio interno de cinco o más dimensiones, según las diferentes
teorías propuestas, dentro del mundo subatómico, en el que las partículas son
puntuales, esto es, carecen de dimensión; aunque las teorías supersimétricas
proponen la posibilidad de que tales partículas pudieran ser no sólo puntos,
sino cuerdas o membranas, en dichas teorías, llamadas “Teoría de Cuerdas”, “Teoría
de Supercuerdas” y “teoría M”, se postula la existencia de hasta 10 dimensiones
espaciales.
La verdad es que has recabado unas frases que son todo un tratado de filosofía por sí mismas. Basta detenerse en cualquier de ellas para querer conocer más sobre cada una de las personalidades que has escogido.
ResponderEliminarAprovecho para quedarme por tu blog, me ha encantado conocerlo a través de esta entrada.
Un beso.
Hola, gracias por visitar mi blog y por tu comentario sobre las frases escogidas. Intento plasmar en cada uno de mis artículos ideas que hagan pensar, que nos motiven a plantearnos aspectos de nuestra conducta, de nuestras creencias y de nuestra relación con la realidad. Sabemos que la Realidad auténtica está mucho más allá de la realidad interpretada por nuestro cerebro, y es la naturaleza humana interpretar la realidad para sobrevivir, pero trascender la interpretación para comprender.
EliminarUn beso.